Ahora es todo un árbol. Su viejo tronco sostiene ramas jóvenes y altas que a lo largo de los años van estirándose un poco más y se pintan marcándonos las cuatro estaciones. Por él han pasado muchas especies de aves.
En estos días de lluvia y frío sumamos dos especies más para nuestra casa, aunque tan solo sean de paso. Eso resultó ser nuestro ñire: un árbol de paso para las aves que van buscando lo que queda de bosque nativo en la zona. Y el ñire las recibe, las acoje por unos minutos o unas horas y luego las deja partir buscando otros rumbos.
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