A finales de septiembre visité a Buba, el buho que recuperamos tras un golpe en la ruta. Lo encontré instalado en un gran jaulón junto a Pepe, otro buho que habría sufrido un accidente similar. A Pepe ya lo conocía y lo encontré muy mejorado, incluso con los dos penachos crecidos.
Sin embargo, Buba estaba muy decaído, con un plumaje de colores apagados y en mi opinión hasta entristecido. Es la misma sensación que me dio Pepe el año anterior.
Deduzco con esperanzas que es largo el tiempo que le toma adaptarse a su nuevo ambiente. Espero poder seguir visitándolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario