Durante mucho tiempo pensamos que el colibrí rubí, endémica de los bosques andinos, no anda por cerca de casa. Hasta que un día, uno de mis hijos dejó olvidado en la ventana un vaso rojo.
Allí apareció el colibri rubí.
Fuimos buscando bebedero y aprendiendo cuándo colocarlo y cuándo no... Hicimos uno con una botella y un moño rojo. Finalmente conseguimos este. Para comenzar lo veíamos a través de la cortina, apenas una sombra, así que lo llamamos "Fantasma". Con el pasar de los días y las semanas, fuimos corriendo la cortina y abriendo la ventana... Otra vez mi esposa logró esta foto que es para nosotros un trofeo.
En el invierno hemos tenido 4 indiviudos peleando por beber. Llegando la primavera, cuando retiramos el aparato hasta el siguiente invierno, hemos avistado 7 picaflores dando vuelta por la casa.
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