Alimentación en invierno - Carduelis barbata

Ayer frente a casa encontré cuatro cabecitas negras australes (Carduelis barbata) alimentándose. Era eso de las cinco de la tarde.
No es muy común verlos en tan poca cantidad. Por lo general en invierno andan en grandes bandadas y solo pasan por casa en tránsito a lugares con más recursos alimentarios. Pero estos cuatro se quedaron en un árbol frente a casa, alimentándose de ese árbol con pelotitas rojas cuyo nombre desconozco y no he podido averiguar.
Al parecer se trababa de dos hembras y dos machos inmaduros puesto que no tenían sino la insinuación de las boinas características pero sí un color amarillo bien entonado pero no intenso en el pecho. Noté en los cuatro las bandas alares amarillas sobre fondo negro. Las hembras tenían el pecho y vientre blancuzco.
El ramerío y el día soleado generaron gran cantidad de sombras que no me permitieron buenas fotos. Sin embargo quedaron bien registrados los hábitos de alimentación.
Son muy acrobáticos. Se ponen de cabeza sin problemas, también cuelgan de espaldas al suelo y se balancean para alcanzar los frutos. No noté que desplegaran las alas para hacer equilibrio como lo hacen las cachañas en ocasiones. Tampoco dan saltos como los comesebos que parecen perder el equilibrio cuando llegan a los extremos de las ramitas de otros árboles. Los cabecitas negras australes se mueven con seguridad y buscan los frutos maduros. Los picotean y se alimentan de las semillas. En ocasiones arracan un fruto de algún racimo que pende de una rama muy fina. Entonces toman el fruto con el pico, se afirman en una rama de mayor diámetro y sosteníendolo con un dedo de la pata lo abren a picotazos para llegar a las semillas.
Cuando comencé a observarlos había dos invididuos. Cuando me fui, eran cuatro. Compartían el árbol pero nunca el mismo racimo o la misma rama. Cada uno usaba un espacio propio para alimentarse. Parecian una camada por no decir una familia.
No se espantaron por mi presencia aunque claramente me observaron con atención mientras me acercaba. LLegué a estar a escasos 3 m durante media hora y unas 80 fotografías. Una ventaja de las cámaras digitales, ¿no?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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