Observando Aves en el Noroeste Patagónico

El viernes y sábado pasado se realizó en Villa Los Coihues un curso de Observación de Aves del Noroeste Patagónico. El curso fue organizado a beneficio del Jardín de Infantes Leru Leru y fue dictado por el Guardaparque Juan Ignacio Jones.

El curso pretendió ser disparador de la actividad, invitando a los más experimentados a profundizar el uso de las herramientas de un observador de aves: el anotador, los binoculares y guía de aves. Hubo una veintena de asistentes, entre los cuales se contaban aficionados, fotógrafos y observadores. Juan Jones, joven guardaparque de Lago Gutierrez, desarrolló el temario con idoneidad, profundizando especialmente los conceptos de áreas protegidas, tan útiles de conocer para todos los barilochenses que desarrollan todas sus actividades cotidianas inmersos en el Parque Nacional Nahuel Huapi.

La salida de campo y parte práctica del curso se realizó en el sendero a la Cascada de los Duendes y el Mirador. Allí, en una mañana clara y helada, el canto de los Rayaditos, el Pitío, el Chucao y el Huet-huet despertaban en el bosque. Se dejaron ver otras pocas especies: el Comesebo Patagónico, una Remolinera a orillas del arroyito, el Picolezna, algunos Cabecitas Negras Australes y unos Chimangos.

La sorpresa mayor fue una familia de Carpinteros Gigantes. Tres ejemplares, la pareja y un joven macho, bajaron todo el sendero con los observadores. Ya habían anunciado su presencia con los golpetos característicos. Ellos mostraron su vida familiar y su conducta de crianza. A su turno el padre o la madre acompañaban al juvenil sobre los altos troncos de coihues y le mostraban como explorarlo desde abajo hacia arriba picoteando la madera en busca de comida. Luego de un grito nasal y sonoro cambiaban de roles, mientras uno de los padres picoteaba por allá, el otro se hacía cargo de seguir cerca del joven carpintero.

Los vuelos de desplazamiento entre los árboles, entre aleteo y breves planeos, describiendo curvas para maniobrar en el bosque son realmente asombrosos. Al tratarse de aves de porte mediano (35-40 cm), sus movimientos son fáciles de seguir cuando ellos se muestran confiados y los observadores respetuosos. Fueron unos veinte minutos de compañía. Los observadores se alejaron dejando a la familia seguir con su crianza.

Sin duda, la observación de aves es una actividad recreativa que invita a la contemplación y al disfrute de las aves. Será por eso que gana adepto día a día.

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