Este es el relato de Gastón, mi hijo, que fotografió estas bandurrias en frente de casa:
«Las bandurrias estaban en un pozo de mucha tierra. Una se espantó volando y la otra cruzó la calle. Se fueron más lejos. Una llegó a la vereda y la otra estaba mucho, atras mío. Después la que estaba en la vereda se fue volando a donde estaba la otra bandurria y las espantó un auto a las dos.
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