Padre e hijo

Unas palomitas torcaza (Zenaida auriculata) vienen cotidianamente a nuestra vereda. Incluso hemos encontrado los dormideros en unos pinos atrás de casa.
La presencia de estas palomas tan confiadas y tan cerca nos dieron la oportunidad de sacar buenas fotos. Gastón, mi hijo de 9 años, sacó la fotografía superior. Yo me sorprendí gratamente de la buena foto, logró capturar el paso de la palomita cuando justo estira el cuello en ese movimiento de vaivén.
Para no ser menos, fui a buscar una toma interesante. Logré esta en un pinar que hace unos días se prendió fuego. Me gustó como se acurrucaba mientras nos espiaba a mis hijos y ami, casi rogándonos que no la molestáramos tanto como para tener que dejar el lugarcito que había encontrado para dormir.
La dejamos tranquila entre las sombras, el azul del cielo y el verde pino.

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