Carancho jugando con el viento


La tarde de febrero tenía un viento notable. El cielo estaba casi despejado; las pocas nubes nubes que se veían jugaban a crecer y sin parar antes del atardecer. Allá, en las lomadas del matadero, gaviotas, chimangos, jotes y caranchos aprovechaban la tarde para ejercitar sus alas.
En ese lugar encontré a este carancho juvenil despegando desde un poste y dejándose llevar por el viento. La luz era contraria pero la elegancia del despegue le da sentido a la fotografía.

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