Buba

Buba es un Tucúqueré. Se trata de un individuo de la especie Bubo magallanicus. Llegó a la casa de mis sobrinos con su papá, una mañana de pesca. Estaba sobre la cinta asfáltica, sobre la ruta que une Alicurá y Bariloche. Parecía una piedra de forma rara. Mi cuñado paró y descubrió a Buba golpeado en el hombro derecho y con el ojo bastante estropeado. Lo trajo a su casa para ver qué se podía hacer para ayudarlo.
Me llamó a eso de las 10 Hs. y de inmediato comenzamos a llamar a gente conocida, a especialistas y a contactarnos con Americaves y los COAs.
Buba estaba bastante lastimado. Pensamos que fue absorvido por la turbulencia de un vehículo y dió de lleno con todo su lateral derecho. Su ojo y su hombro se llevaron la peor parte. Sin embargo respondía muy bien al estímulo vocal y visual aunque su iris estaba completamente dilatado.
Las recomendaciones que recibimos fueron las siguientes:
  • Mantenerlo en una zona de la casa con poca luz, más bien un lugar elevado y ventilado, ofreciéndole una percha para que se posara.
  • Evitarle todo tipo de situación de estrés: no intimidarlo, no pasar por el frente a cada rato, evitar perros, gatos, ruidos molestos, etc.
  • Alimentarlo con lonjas de carne cruda de vaca y pollo. Las lonjas son tiras de 5 x 2 cm. Si fuere necesario embebidas en agua.
  • Si fuera posible respetar su dieta natural (ratones, liebres, lagartijas). Si responde bien a tal alimentación incluir en lo posible piezas pequeñas enteras o con pelos y huesos para las de mayor tamaño.
  • Respetar los horarios de la dieta: bien temprano o al atardecer. ¿Cuánto come una rapaz de este tamaño? Pues mínimamente ¡¡¡tres ratones diarios!!!.
Para atender a sus golpes consultamos a "consejeros naturalistas". Para su ojo nos recomendaron limpiarlo con una infusión de Llantén preparado con hojas limpias y no guardado más de 24 Hs. para evitar cualquier complicación. El ave se dejaba limpiar sin problemas y mi sobrino especialmente cuidó de ella como su enfermero. También nos sugirieron embeber algo de su comida en Llantén pues es antinflamatorio y antiséptico. Lo hicimos solo dos mañanas pues el sentido común nos dice que aplicarlo por fuera es una cosa y beberlo es otra e implica mayor riesgo.
De todas formas, a los tres días vimos como la hinchazón del ojo comenzó a ceder pero no mejoró la conducta de ave que seguía muy ensimismada. Su plumaje brillante comenzó a opacarse y algunas plumas pequeñas comenzaron a caer. De noche no emitía sonidos pero sí mostraba irse acostumbrando a la vida familiar.
A los cinco días comenzó a acicalarse y a emitir un sonido ¡pidiendo comida!. Era un golpeteo constante con el pico y un chistido agresivo cuando jugaban amagándole con su comida. El ojo derecho seguía cerrado y el ala caída. Incluso al intentaba aletear, su ala se dislocaba hacia atrás y no podía retraerla. Recién a los diez días abrió su ojo. La pupila hiperdilatada se veía muy graciosa al lado de la emqueñecida. También comenzó a emitir sonidos nocturnos no muy largos pero característicos.
Nuestro contacto con Parques Nacionales nos ayudó a colocar a Buba en un zoológico de General Roca. Para evitar mayor estrés, Buba esperó en la misma casa hasta que se concretó el traslado.
Por unos días quedamos en silencio extrañando su presencia. Increíblemente, al mes un amigo del COA Villa La Angostura fue a visitar el zoo de Roca y se encontró allí con Buba. El cuidador del zoo se sorprendió que alguien conociera tan bien los detalles de la historia, son los milagros de Internet.
Buba se sumó a un grupo de aves rescatadas que viven en el Zoológico Bubalcó. Allí también se encuentra Pepe, otro Bubo magallanicus que sufrió daños por personas.
Una noticia que nos alegró fue que en la jaula de Buba encontraron algunos roedores cazados.

1 comentario:

W dijo...

¡Qué buen post!... Felicitaciones.-