La alegría del reencuentro

Hoy, a más de un mes de haberla dejado libre, nos encontramos con Coquita, la Cachaña que cuidamos durante un tiempo en casa. La escuchó Joaquín, mi hijo, y la buscó entre los árboles y la encontró.
La vimos activa, alimentándose, con cuatro plumas timoneras creciendo y todavía con algunos cálamos "pelados". Se desplazaba por las ramas a unos dos metros de altura. Al vernos, siguió su exploración del Ñire pero hacia arriba, subiendo hasta tres metros de altura sin emitir sonido alguno.
Fue una alegría verla tan saludable y readaptándose a su medio. Todos los días tratamos de escucharla porque sus condiciones para el vuelo no le permitirán irse muy lejos. Eso pensábamos y confirmamos hoy. Por la mañana, a eso de las seis y media la habíamos escuchado "cacarear" estruendosamente, incluso la vimos volar recta y rápidamente sobre nuestro patio. La falta de timoneras solo le permite vuelos en línea recta por el momento.
Creemos que pronto, cuando una bandada de su especie baje por el frío, ella se sumará al grupo y seguirá su vida.

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