Promediando agosto

La ciudad está fría. La lluvia nos visitó varios días seguidos. Hoy hay una brisa que quiere ser viento, una llovizna eventual y a mí me toca caminar un poco y andar en colectivos otro tanto. 
Entre el frío y la espera voy observando aves que viven en la ciudad, conviven con nosotros y a veces, a pesar de nosotros.
Allí están los gorriones (Passer domesticus) en bandadas escondidos entre los tímidos árboles que sobreviven en las calles. Las palomas (Columba livia) pueblan las cumbreras de algunas escuelas o los cableados que cortan el cielo con sus trazos negros. Unos cabecitanegras (Carduelis barbata) se meten entre matorrales dándoles sus colores inquietos a las matas agrisadas que esperan la primavera.  Tambien un gaucho (Agriornis livida) curosea la periferia urbana sin adentrarse demasiado en la ciudad. Por allí unos zorzales (Turdus falcklandii), también en lo alto las gaviotas (Larus dominicanus) muestran acrobacias en el cielo. Los infaltables chimangos (Milvago chimango) revolotean la basura en los cestos... 
Y seguramente habrá más, otras que no habré visto pero que nos acompañan en nuestra vida urbana, acercándose para recordarnos que ellas estaban aquí antes que nosotros. El frío se hace menos frío, se hace parte de la ciudad, como ellas, como nosotros...
Lindo verlas, lindo disfrutarlas.

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