Un ave nueva en el patio de casa

Llegó la primavera. El sol comienza a entibiar como puede los rastros de un invierno que no quiere marcharse. Las aves vuelven a cantar, algunas más adelantadas ya están recogiendo material para sus nidos. Y las sorpresas comienzan a aparecer. Hace un tiempo que observamos cerca de casa, a cuatro cuadras, sobre los restos de un bosque de coihues, una comunidad de Palomas Picazuró. En algún informe se decía que estaban en franca expansión. Sobre la playa este del Lago Moreno -por debajo del bosque residual- vimos crecer la población de 5 a 10, a 25 y más individuos desde el 2005 en adelante. El verano pasado(2012) el bosque se llenó de arrullos melodiosos al atardecer. Los regresos de la playa se volvieron más sonoros y profundos. Hoy, una de ellas se posó sobre la vereda de casa, enorme, curiosa, vinosa... Maravillados por su presencia, la fotografiamos a contraluz, contentos de un nuevo registro en casa, con solo mirar por la ventana.

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