En Bariloche hace frío. La temperatura máxima llegó a los 10ºC pero el viento nos daba una sensación térmica mucho menor. De todas formas, nos animamos a salir a observar aves para confirmar cuáles son las aves que permanecen y a buscar alguna que otra sorpresa.
La salida comenzó a las 16 Hs., un poco tarde pero los sábados no coiciden los horarios para armar algo más temprano. Además, ya que vamos para el centro siempre aprovechamos una o dos vueltas que hay que dar sí o sí. En ese trayecto una cachaña muy gritona se lucía desde lo alto de un árbol. No vimos a otras ni tampoco la razón de tanta alarma.
El destino final fue la boca del Limay. Allí la tarde fría embellecía el paisaje. Joaquín, Gastón, Facundo y yo caminamos por la orilla buscando algunas rapaces y unos cuantos passeriformes que deberían estar en los alrededores. Las gaviotas y chimangos fueron compañeras de ruta.
Sobre una roca en medio del río vimos un biguá descansando. Nos dejó acercarnos bastante pero se alejó volando hacia el oeste como apuntando el sol para prohibirnos las fotos en vuelo. Una gran bandada de biguáes también cruzó a lo lejos el río pero en formación de V y dando una gran vuelta.
Una pareja de cachuditos "venidos de Neuquén" nos mantuvieron entretenidos un buen rato. Inquietos y escurridizos no se dejaron sacar una buena foto.
Luego vimos otra pareja de la misma especie pero con iguales resultados fotográficos. Al llegar de la otra ollina uno de ellos se posó en lo alto de la orilla y el otro en los matorrales inferiores. El primero comenzó a llamar al otro con un largo y sonoro "Prrrrrr" que no hallaba respuesta en su congénere. Así que insistió hasta que por fin le respondieron y la distraida avecita de los matorrales subió buscando a su pareja. Nos sorprendió como cruzaban el río en un vuelo directo, con largas ondulaciones y a no más de un metro de altura del agua.
Un comesebo cruzó el río chistando todo el tiempo.
Nos encaminamos hacia el cruce con la ruta a Villa La Angostura pero la tarde nos ganó y el sol se escondió atrás de los cerros. Sin embargo unos caranchos se dejaron observar y fotear de cerca aunque la luz no ayudaba. Eran dos adultos, uno de mayor tamaño, el más chico limpiándose como preparándose para ir a dormir. Luego de soportarnos un tiempo volaron también hacia el oeste.
Ya encarando el regreso nos encontramos con un aguilucho común: pecho blanco, lomo oscuro, esbelto; así lo describió Facundo. Primero nos observó con curiosidad más de cinco minutos, luego voló hacia adelante y nos esperó sobre un ramerío en una pose que nos llamó la atención, como inclinado hacia adelante. Varias fotos más y luego se alejó hacia el oeste.
¿Qué habrá en el oeste? es la pregunta que nos trajimos de regreso.
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