El zorzal patagónico

Este ave es uno de los habitantes de la zona donde vivimos. Su nombre científico es Turdus falcklandii y fue uno de los primeros nombres que memoricé. Lo destacan su boina negra, su pico y patas color naranja amarillento y su barba estriada.
Según aprendí luego, las estrias en barba, pecho e incluso vientre son características de los más jóvenes. El volantón es totalmente bataráz, más de un observador novato -como yo- creen haber descubierto una especie nueva cuando encuentran a los volantones en sus primeras excursiones.
El pico es largo, casi 3/4 de la cabeza. La mandíbula se observa levemente curvada hacia abajo. El pico es fuerte y robusto en los adultos. En los jóvenes, más corto y algo ganchudo, pareciera entreabierto.
La boina se va oscureciendo. Hemos observado juveniles con boina despeinada, casi un semicopete y adultos con casi un capuchón negro.
Tiene un notorio ocular amarillo negrusco... ¿existirán estos colores?.
Les gusta bañarse en agua. Cuando regamos el patio y se hacen unos charquitos, ellos acuden a mojarse y lo disfrutan mucho.
Nos llama la atención su actitud de caza. Sin duda le encantan las lombrices.
Vimos el 09/10 dos zorzales en el patio de casa. Se quedan quietos hasta 70 u 80 segundos y corren a escarbar con el pico. Inclina la cabeza, parece que quisiera oírlas bajo la tierra. Da dos o tres saltitos breves, vuelve a escuchar, picotea y arranca una lombriz salida de quién sabe que huequito en la tierra. Al hacerlo, se para como una grúa, levanta los tarsos y deja caer las alas. Se inclina con fuerza, me hace recordar a las cigüeñas petroleras. Cuando a la media hora llega otro, los encara, corre veloz y los espanta. Se queda solo comiedo.
Los zorzales vienen de a uno, de a pares, tríos o bandadas de 5 ó 7 ejemplares.
Su canto nos alegra. Por la mañana, lanzan un chillido, a veces un gorjeo.
Se luce más cuando las bandadas mixtas cantan en concierto.

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