
A orillas del Río Negro, del lado de Viedma encontré a este tero que tenía la patita izquierda rota. No sé si por curiosidad o por incapacidad se quedó hasta que estuve a escasos 3 m. Luego giro, rengueó durante unos pasos y se lanzó a volar sobre el río. Ahí dejé la cámara colgando y disfruté de su vuelo que no sufría de ninguna incapacidad.
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