Sus nidos abultados ocupan grandes espacios en las ramas. Vimos como entraban al nido por debajo, por aberturas inferiores muy difíciles de ver.
En la parada que realizamos en la localidad de Chimpay nos llamó la atención otra vez el ruiderío de las cotorras. El sonido venía de muy abajo. En una casa, detrás de un árbol descubrimos una jaula con dos cotorras encerradas. ¡Una pena!. Mis hijos -y debo admitir que yo también- querían entrar y abrir la jaula...
Me resultó curioso que los datos más completos sobre este ave, cuyo nombre científico es Myiopsitta monachus los encontré en una web de España «CLIC AQUÍ». Muy completa la información que presenta.
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