El canto de las aves

William H. Hudson
Días de ocio en la Patagonia - El Elefante Blanco (2005)
Imaginemos la melodía brillante del petirrojo; las modulaciones sostenidas y líricas del reyezuelo, aguas y sin embargo delicadas; el descuidado canto-recitado de la curruca común; los breves trozos de música soñada y etérea del reyezuelo de los bosques, que brotan del alto follaje translúcido; la mezcla apresurada y fantástica de sonidos dulces y ásperos de la Silvia de los juncos; el canto, llamado pro alguien, gorjeo de la golondrina, en el cual las notas ágiles y elevadas parecen danzar en el aire, espontáneas y alegres, como la risa de algún duendecillo de los cuentos de hadas…
¡Quién puede dar una idea de semejantes sonidos con símbolos tales como las palabras!. Es fácil decir que un canto es corto, prolongado, variado o monótono; que una nota es dulce, clara, vigorosa, débil, alta, penetrante, aguda, etc., pero de todo esto no debemos una idea del carácter distintivo del sonido, puesto que estos vocablos sólo descubren las cualidades genéricas, no las especificas e individuales. Nos ayudan a veces a describir una canción, denominándola alegre, feliz, quejumbrosa, tierna, etc., pero es éste, después de todo, un medio grosero que engaña a menudo.
(…)
Hay voces de pájaros que pueden ser –y a menudo son- semejantes a otros sonidos: a las campanas, al resonar del martillo sobre el yunque y a varios otros ruidos metálicos, así como el que produce el golpe dado sobre las cuerdas metálicas estiradas; también a los sonidos más o menos musicales que podemos arrancar de las maderas y huesos y de los vasos de vidrio, golpeándolas y pasándolas por sus bordes las yemas de los dedos humedecidos. Hay voces que se asemejan a la de algunos de los mamíferos, como por ejemplo, los mugidos, bramidos, relinchos, ladridos y aullidos. Otros imitan los sonidos de variados instrumentos musicales y vocales, pareciéndose a la conversación, a susurros de un ser humano, a silbidos, toses, risas, gemidos y estornudos. Pero en todos ellos, o por lo menos en una gran mayoría, hay cierta resonancia aérea, que nos indica, aun encontrándonos en el corazón de un bosque espeso, en medio de una fauna desconocida, que ese sonido que nos llama la atención lo emite un pájaro.

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