Entre las ramas

El colibrí rubí es un ave pequeña, apenas unos diez centímetros. Es en general de color verde, con una garganta grisácea punteada de negro y lo destaca su corona rubí presente solo en el macho.
Son varios los individuos que rodean nuestra casa y el barrio. Me sorprendió mucho verlos acercarse desde media cuadra de casa o más lejos aún. Volando veloz y alto por la cimas del plantío de pinos de unos seis metros de altura que tenemos por aquí, lo he visto atravesar de una manzana a otra y ocultarse entre los rameríos de los pinos.Allí se queda cierto tiempo, luego vuela hacia el bebedero, liba varias veces y va a una percha que le hemos colocado. Tres o cuatro veces regresa de la percha al bebedero y de allí nuevamente al ramerío. La percha le sirve también como lugar de vigilancia. Desde allí protesta enérgicamente cuando otros individuos vienen a beber. Suele lanzarse en franca picada, en un ataque feroz para correr a sus competidores. No lo apabullan la cantidad de confrontantes ni el tamaño, puesto que a los comesebos y diucones que se acercan a la ventana los enfrenta por igual.A algunos colibríes los hemos identificado individualmente. Recuerdo particularmente a tres de ellos: a Fantasma que se asomaba detrás de las cortinas tan solo, a TresManchas que tenía en zona subcaudal tres lunares medianos que nos permitía identificarlo y a aquel que entró en casa cuando mi esposa estaba en reposo durante el embarazo.
Ya llega el tiempo en que se alejan. Los mantiene aquí el invierno. Apenas la primavera se anuncie con sus tibieza ellos se irán de casa para continuar con su vida.

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