El día después de la gran nevada

En Bariloche siempre estamos esperando una gran nevada. Es lo que pasa, pienso yo, con las grandes nevadas históricas. Hubo una en el 84 y otra en los 90. De ahí que se diga que por
esto o por aquello, que cada diez, cada cuatro, que se atrasa un año y que lo otro... Siempre estamos esperando la gran nevada.
La cuestión es que sin previo aviso el sábado 30 de agosto amaneció nevando... ¡La nevada de
Santa Rosa!. El domingo continuó, nieve pesada le decimos, o nieve agua. Los árboles y pinos empezaron a arquear su ramas y ya sumábamos dos día sin parar. La noche del domingo cayó nieve seca, es la más linda. No hace frío (0ºC -ni frío ni calor, jeje-), y la nieve se adhiere a todo.
Por la noche escuchamos las ramas crujir y caer pesadamente. Tercer día sin parar. Todo blanco y cantidad de aves, sobre todo passeriformes, dando vueltas y buscando dónde esconderse. Paró de nevar el lunes por la tarde.
Hoy, martes, amaneció sin heladas. Eso fue bueno porque nos dio la oportunidad de salir. Pero teníamos cables cortados, falta de energía eléctrica, sin teléfonos, ramas caídas, techos rotos y una capilla derrumbada.
Salí a mirar a ver que encontraba. Estas tormentas mueven muchísimo toda la avifauna.
No había variedad de especies pero sin gran cantidad de aves. Por fin fotografié al gaucho y seguramente podré confirmar de qué especie se trata. Pienso que es el gaucho grande.
Dos palomas que vi sin identificar cuáles estaban posadas en un cable. Un diucón con una bandada mixta fue lo más llamativo, nunca lo había visto.
Chingolos, comesebos patagónicos, cabecitas negras, diucas, tordos patagónicos, dos chimangos que ya viven en el barrio, gaviotas y bandurrias completaron el paisaje del día después de la gran nevada.