Una tela transformada en camuflaje

Kevin entró a una casa de telas. Jamás había estado en un lugar así. Sus aventuras fotográficas lo llevaban a lugares insólitos pero este se llevaba todos los premios. Ni en Tilcara, ni entre las Sierras de Córdoba o los Valles tucumanos había encontrado un lugar así.
Pero él necesitaba camuflarse para no ser observado y poder observar. Las aves, los mamíferos y todo otro bicho que caminara por allí quedarían atrapados con su cámara una vez que pudiera ocultarse. Una señora lo atendió:
- ¿Qué estás buscando?, le dijo con aires simpáticos.
- Eh, una tela que tenga hojitas, en varios colores, verdes, amarillos...
- Creo que esta te va a servir, es doble ancho y rugosa, dijo la señora mostrándole un estampado que a Kevin le venía al pelo.
- Deme de esa.
- ¿Cuántos metros querés?
- Unos dos o tres...
La señora comprendiéndolo, le vendió lo suficiente para que el muchacho envolviera a gusto y placer. "La juventud de hoy está predida" pensó para sus adentro.
Kevin pagó en la caja y no veía las horas de salir a probar su nueva capa de camuflaje a campo abierto.

1 comentario:

kevin Zaouali dijo...

Ese soy yoooo.
jejeje

2,5 metros le pedi exactamante.
jaja
Salduso jose!