Parasitismo en las aves

En Sierra de la Ventana pasamos con mi familia un campamento buenísimo. En una de las tardes vimos esta calandria con este volantón de tordo. Pienso que se trata de un pichón criado por la calandria ya que el volantón copiaba todos los movimientos de la calandria cuando ésta huía de mí.

Me hizo recordar a un cuento de Tito Narosky en el libro "El jilguero dorado y otros cuentos", pues pasaban por ahí bandadas de 15 ó 20 tordos amarronados que iban juntándose de varios lugares. Relata Narosky la historia de una pareja de chingolos que cria a una hembra de tordo renegrido llamada Mulata. Llegado el tiempo una bandada de tordos bajó a buscarla. Mulata miró a sus padres y con una lágrima en los ojos voló hacia sus congéneres... Sin duda, este volantón se irá con los suyos luego de terminar su crianza al lado de la calandria.

Rescato también esta excelente explicación sobre parasitismo como conducta evolutiva que compartiera Kaspar Delhey en el foro Americaves. Él lo intituló "Parasitismo (o, elogio al tordo condenado)

«Es interesante que a menudo (y acá me incluyo), cuando vemos pichones de tordo siguendo a sus padres adoptivos, consideramos al parasitismo de cría como una estrategia de vida "antipática" cuando no se nos ocurre pensar lo mismo si vemos por ejemplo a un halcón plomizo persiguiendo y matando a una paloma (aunque capaz que a alguno sí). O vemos aves donde el macho deja a los pichones al cuidado exclusivo de la madre (o, mas raramente, la madre abandona al padre).

Mirado bien el parasitismo de cría es una estrategia fascinante y son muy pocas las especies que han seguido esa ruta evolutiva (alrededor del 1% de todas las especies de aves). Este bajo número de especies parasitas de cría nos da ya una idea de que este tipo de estrategia solo puede funcionar a escala reducida, ya que si todas las especies fueran parásitas no habría nadie que se ocupe de los pichones. Y, si bien parece que los tordos, cucos y otras especies parásitas, se pasan la gran vida han tenido que desarrollar muchas adaptaciones complejas para poder parasitar a otras especies y que estas acepten los huevos y pichones ajenos.

Porque si bien parece que las otras especies son "estúpidas" los tordos y otras especies parásitas tienen que ingeniárselas para parasitarlas, primero porque defienden el nido evitando efectivamente en muchos casos que los tordos pongan los huevos, luego si logran depositar el huevo muchas especies rechazan los huevos (si los pueden sacar del nido) porque reconocen que no son propios o directamente abandonan esa postura y comienzan una nueva. Finalmente, algunas, muy pocas, especies rechazan o abandonan a los pichones luego de haber aceptado e incubado los huevos. Por ejemplo, el tordo músico puede ser parasitado por tordos de pico corto o renegridos. A los dos los cría mientras están en el nido que por lo general es oscuro y donde es difícil ver detalles. Cuando los pichones salen del nido el músico reconoce a los pichones de renegrido como ajenos (porque son mas difierentes) y no les da mas de comer (o sea se mueren). Los de pico corto que son mas similares a los pichones de músico siguen siendo alimentados normalmente junto a los pichones de músico.

Otras veces las especies parásitas de cría pueden utilizar otras estrategias mas del tipo "mafia". Esto ha sido registrado para una especie de tordo en Norteamérica y una de cuco en España. Lo que hacen las hembras es depositar los huevos en nidos ajenos para luego de unos días volver a controlar que pasó con ellos. Si los hospedadores se dieron cuenta y los expulsaron del nido, destruyen todos los huevos restantes. Si los huevos de tordo siguen allí, dejan que sigan con su incubación y posterior crianza. O sea que "castigan" a aquellos individuos que reconocen los huevos de tordo como ajenos, y que por lo tanto tienen menor éxito reproductivo que aquellos que los aceptan. A la larga entonces, la población de hospedadores se va a componer mayoritariamente de individuos que acepten los huevos de tordo.

Igual es cierto que los tordos en algunos sitios constituyen un problema de conservación porque disminuyen notablemente el éxito reproductivo de sus hospedadores. Esto en parte puede ser debido a que ciertos tordos han aumentado notablemente su rango geográfico y abundancia, parasitando muchas espcies que no están acostumbradas a los tordos y que por lo tanto no han desarrollado defensas contra el parasitismo. Probablemente, la expansión de los tordos se deba a modificaciones que nosostros hemos hecho en los ambientes que proveen a los tordos de alimento y lugares de descanso. O sea, no les echemos la culpa a los tordos solamente!

Kaspar

PD: el título es sacado de un libro muy interesante de Lozzia "Elogio de las aves condenadas"»